El riesgo creciente de los activos varados

Clementine Tanguy
Date07 julio 2022

Durante la última década, los “activos varados” como consecuencia de distintos factores de riesgo se han convertido en una amenaza cada vez más real para la industria inmobiliaria. El Acuerdo de París de 2015 hace un llamamiento a todos los países para que redoblen sus esfuerzos contra el cambio climático y se adapten a sus efectos. El objetivo colectivo es “mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2° C con respecto a los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de temperatura a 1,5° C con respecto a los niveles preindustriales”. Eso ha llevado a que un gran número de ciudades y países empazaran a hacer los cambios necesarios para cumplir las normativas que se introducirán con el fin de alcanzar el cero neto de emisiones en 2050. Por poner un ejemplo concreto, el Acuerdo de París implica una reducción de las emisiones de CO2 en el sector inmobiliario del 77 % hasta ese año. En estas condiciones, los propietarios de edificios se ven en la obligación de ser más transparentes e introducir cambios para no quedarse atrás. La industria inmobiliaria es clave en los esfuerzos globales para reducir las emisiones de carbono, ya que representa alrededor del 39 % de las mismas relacionadas con la energía. Por eso, los riesgos asociados con el cambio climático se conocen cada vez más, y algunos de ellos son especialmente relevantes para las inversiones a largo plazo.

¿Qué son los activos varados?

Un activo varado es una inversión que pierde su valor antes del final de su vida útil y económica prevista como consecuencia de diversos cambios. Se define como un activo que ha sufrido una devaluación imprevista o prematura. Esto no es nada nuevo en el sector inmobiliario, pero la influencia y el alcance sistémico del cambio climático y la correspondiente política medioambiental en algunos activos inmobiliarios y en los mercados de capital relacionados hacen que los activos estén expuestos a un mayor número de riesgos. Entre ellos hay riesgos que pueden generar activos varados, como problemas medioambientales, nuevas normativas o incluso cambios de hábitos en la sociedad.

Para empezar, el cambio climático afecta a los patrones meteorológicos en todo el mundo. Se prevé un incremento en la frecuencia e intensidad de fenómenos extremos, como inundaciones, incendios, movimientos de tierra, etc. Este cambio a largo plazo también expone a los activos a otra amenaza: la de quedarse “varados” por ser incompatibles con una economía baja en carbono cuando se endurezcan las normativas sobre sostenibilidad, como la SFDR o la Taxonomía Europea.

Lea el artículo: ¿Cómo alinearse con la taxonomía?

Los factores que generan activos varados incluyen también el descenso del coste de tecnologías limpias (como la energía solar fotovoltaica) y cambios en el comportamiento de los consumidores, que exigen un mejor desempeño ambiental (con programas de certificación, por ejemplo). Lo cierto es que existe una demanda evidente y creciente de edificios verdes, tanto en operaciones entre inversores como en el mercado inmobiliario. Cada vez más personas comprenden que una buena estrategia ESG es importante para proteger no solo los ecosistemas y nuestro futuro, sino también el valor de las inversiones y los activos inmobiliarios. 

Más información: De la Prima verde al ‘’Brown Discounting’’: el efecto de la evolución de factores ESG en el valor de los activos

¿Cómo afecta esta situación a su cartera?

Los inversores y gestores de activos se están viendo obligados a aplicar estrategias de inversión que faciliten la transición a una economía baja en carbono y sean resistentes a riesgos climáticos. El problema de los activos varados como consecuencia de factores ambientales se ha ido haciendo más evidente en los últimos años. De hecho, los inmuebles con emisiones de CO2 especialmente elevadas perderán tanto valor que ya no se podrán vender en el mercado, por lo que se convertirán en activos varados. En este contexto, los activos varados son inmuebles que no cumplirán las futuras normas sobre eficiencia energética, lo que hace que estén expuestos a un mayor riesgo de obsolescencia económica prematura en un futuro próximo. Se han desarrollado herramientas como CRREM (Carbon Risk Real Estate Monitor) para que los profesionales inmobiliarios puedan seguir una trayectoria compatible con los objetivos europeos de reducción de GEI y consumo energético. Si esos objetivos no se cumplieran en los plazos previstos, la UE y las autoridades de los distintos países endurecerán sus políticas, lo que supondrá un mayor riesgo financiero para los inversores que no las cumplan.

Gestión de activos expuestos a este riesgo

Los nuevos edificios sin emisiones netas de carbono son importantes para cumplir el objetivo de sostenibilidad de la UE, pero la prioridad debe ser la mejora de los edificios existentes, que constituyen la mayor parte del actual mercado inmobiliario. De hecho, cerca del 80 % de los edificios ya construidos seguirán en pie en el año 2050.

Renovaciones: 5 razones por las que no se deben pasar por alto

Los gestores de activos son responsables del impacto de sus activos en la transición hacia una economía más limpia y responsable. Gestores y propietarios pueden adoptar diversas iniciativas para reducir las emisiones de GEI y el consumo de energía de sus activos individuales o incluso de toda su cartera. Si quieren actuar para garantizar el futuro de sus activos, necesitan conocer mejor todos los riesgos y oportunidades. La plataforma de inteligencia de datos de Deepki permite a los usuarios proyectar y visualizar rutas para predecir su futuro desempeño ESG y, de ese modo, asignar recursos a las medidas que sean más eficientes.

Leer el glosario: Resiliencia

Las trayectorias permiten a los inversores prever las consecuencias de los objetivos de reducción de GEI en activos individuales y en toda su cartera

Entender las consecuencias de tener activos varados es clave para conseguir buenos resultados a largo plazo y cumplir los objetivos de sostenibilidad. Es una tarea complicada para unos profesionales que ya están sometidos a una gran presión, pero el esfuerzo vale la pena. Si conocen los distintos riesgos a los que se enfrentan, inversores y gestores de activos pueden tener una imagen completa de la situación que les permitirá colocarse en una posición ideal para desarrollar su cartera verde y beneficiarse de ella.